A finales de diciembre, más de 5.000 abogados y contratistas públicos no habían cobrado debido a retrasos en los pagos del Tesoro. Así lo confirmó la Defensora del Pueblo, Iris Marín, tras recibir una serie de denuncias por impagos por parte de la red social. En el presupuesto de 2026 aprobado en octubre de este año, la Oficina del Defensor del Pueblo fue recortada en al menos P60 mil millones. Marín dijo que si bien en enero se pagarán los salarios de miles de trabajadores de la entidad correspondientes a diciembre, esta serie de contratiempos ha generado muchas dudas sobre el destino de la entidad protectora de los derechos humanos.
“¿Qué significa en la práctica la autonomía presupuestaria constitucional de la Defensoría del Pueblo?” Marín se planteó, afirmó la Asociación Colombiana de Abogados Penalistas, “una situación que afecta directamente al eslabón más débil de la cadena del sistema penal, que es el defensor público”.
Marín, que ha causado alarma durante meses, es reconocido por su independencia del gobierno, a pesar de que fue postulado para el cargo por el propio Gustavo Petro. Entonces, cuando el Congreso debatió el presupuesto del próximo año en octubre y la oficina del Defensor del Pueblo vio recortes significativos, la gente comenzó a preguntarse si los recortes eran una afrenta a la independencia. “Espero que el gobierno entienda que es mi función constitucional (hablar críticamente). Ser independiente significa hablar en contra de las decisiones, no sólo del gobierno sino de las decisiones de otros departamentos”, dijo en una entrevista radiofónica hace unos meses, afirmando ser neutral.
Aun así, a pesar de sus gritos de ayuda, los recortes continuaron con firmeza (la brecha entre lo que pidió y lo establecido fue de 151.000 millones de dólares) y, a finales de año, los temores empezaban a materializarse. La reducción ha llamado más la atención sobre el papel clave desempeñado por la Defensoría del Pueblo en el sangriento aumento de la violencia armada que vive el país. Más de 250 personas han sido desplazadas en la región del Catatumbo en los últimos días, huyendo de los enfrentamientos entre el ELN y disidentes de las FARC.
“Este no es un hecho aislado ni una simple demora administrativa. Es un claro ejemplo de la actitud del gobierno en defensa de los derechos humanos”, dijo en redes sociales Leonardo González, director del Observatorio de Violencia de Indepaz. “A pesar de que la Defensoría del Pueblo hace lo que debe hacer, más de 4.200 defensores públicos no han recibido sus pagos a tiempo, lo que demuestra que el gobierno no considera prioritario este trabajo”, agregó.
Hasta el momento, ni el presidente ni el secretario del Tesoro, Germán Ávila, se han pronunciado públicamente sobre el asunto, ni tampoco han hablado públicamente con ella directamente, según el comunicado de un abogado.