Hace justo un año, el 29 de diciembre de 2024, Mamouth Bakhoum se ahogó en el río Gaudalquivir mientras intentaba escapar de una patrulla de la policía local. Es una fecha marcada en los calendarios de su familia y sus conciudadanos, que llevan meses buscando respuestas de un juez contradictorio. Mientras el juzgado de Sevilla achacó en última instancia la “conducta” del hombre de 43 años, la Audiencia Nacional de Andalucía señaló como causa del trágico incidente la actuación policial.
Ante estas resoluciones judiciales, Saliou Ndiaye, secretario general de la Asociación Manteros de Sevilla y presidente de la Asociación Senegalesa, reiteró su exigencia de hace doce meses: una investigación imparcial. “Hay una sensación de impotencia e impotencia en la comunidad porque todo podría resolverse de otra manera”, señaló en respuesta al medio. Sus hermanos vivían en la ciudad, y él los acompañó en el duelo, comprendiendo su sensación de incredulidad, casi desilusión, al conocer las órdenes de la justicia española.
Bahom está totalmente documentado y es el sostén financiero de su esposa, su hija de un año y sus padres. Vendió 34 camisetas falsas de equipos de fútbol en la avenida Constitución, armado con dos palos, y se escapó tan pronto como llegó la policía. Después de una carrera fatal de más de un kilómetro, llegó al muelle, saltó al agua y, al no poder nadar, cayó en un momento de confusión y ansiedad, y murió bajo el agua. En el vídeo difundido se puede ver a dos policías sumergiéndose en el agua minutos después para intentar encontrarlo, mientras los transeúntes que grababan el momento comentaban “no se puede ver” y “simplemente no se puede ver”.
Quejarse ante un miembro del Parlamento
Esa tarde de diciembre, la persecución de Bahom entraría más tarde en la arena política. El 4 de abril, dos agentes de la Policía Judicial vestidos de civil entraron en el Congreso de Andalucía e informaron al diputado andaluz José Ignacio García de una denuncia de la Fiscalía Superior por presuntos insultos a los policías. ¿Por qué emprender tal procedimiento? El político acudió a un mitin en la capital Sevilla tras la muerte de la víctima, donde cuestionó la actuación policial y añadió que se trataba de “un caso de racismo institucional, violencia policial y represión”.
De esta forma, la noticia de la muerte de Marmouth llegó indirectamente al Tribunal Superior. El juez no examinó la actuación policial sino la denuncia interpuesta contra el MP por la Fiscalía Superior. Por un lado, el TSJA apoyó la libertad de expresión de los agentes y rechazó los argumentos de los fiscales que acusaban a García de “exceder” la censura al analizar la actuación de los agentes. Al mismo tiempo, el ponente, el juez Miguel Pasquau, hizo un relato muy crítico de los hechos, recordando que el senegalés, como otro inmigrante Mantero, murió como consecuencia de la intervención policial, en un contexto social en el que los extranjeros indocumentados son muy vulnerables.
El auto señala textualmente que se consideró válido el rechazo aprobado por el tribunal, no sin antes señalar que se trataba de “un ejercicio legítimo pero también criticado de la libertad de expresión en pro de la expresión de reivindicaciones de carácter político y de protesta contra la actuación de la policía local, sin la cual no se habría producido el trágico suceso”. Tres meses después, un juzgado de Sevilla dictaminó que los agentes actuaron con “adecuación, precaución y diligencia” el 29 de diciembre. Por lo tanto, se ha descartado “cualquier indicio” de que miembros de las fuerzas de seguridad fueran sospechosos de haber cometido homicidio imprudente, según representantes legales de la familia de Marmouth.
En este sentido, cabe recordar que el presidente del Juzgado 17, en auto de 15 de abril de este año, logró acceder a las cámaras de seguridad de la zona y calificó la intervención de los agentes como “los policías atrincheraron a la víctima debajo del puente”, desde donde cayó al río y murió. Aun así, se estimaron el recurso de reforma y el recurso subsidiario contra el auto de 23 de enero y se desestimó provisionalmente el proceso y se archivó.
“Racismo institucional”
Tras la apertura del caso en agosto de este año, el subjefe policial José Ignacio García reiteró en declaraciones a los medios que el hombre falleció “en ejercicio de sus funciones policiales y era vendedor ambulante”. Advirtió: “Es importante que los casos de racismo institucional, brutalidad policial y represión queden impunes y este documento enviará un mensaje muy peligroso a la policía sobre la impunidad y que pueden hacer cualquier cosa”.
Un año después, Ndiaye sólo tiene una exigencia: “Pedimos que se aclare la causa de la muerte, aunque el sistema judicial ha decidido cerrar el caso y establecer que no fue perseguido”. “Lo tiraron a la basura por motivos de supervivencia, pero tampoco quisieron valorar sus consecuencias”, insiste. El representante del pueblo Mantero conoce de primera mano las condiciones en las que viven sus compatriotas. Pese a las protestas y la movilización ciudadana, advirtió que viven en un “acoso constante” y siguen enfrentándose a los mismos obstáculos administrativos y legales que han encontrado desde que pisaron suelo andaluz.
En 2018 había sucedido algo similar: Mame Mbaye Ndiaye, ciudadana senegalesa de 34 años, murió de un infarto en una calle de Lavapiés mientras varios policías municipales la perseguían. Vendía perfumes en la céntrica Plaza Mayor de Madrid y su muerte provocó una fuerte respuesta de la comunidad. Al anochecer, más de 300 personas se reunieron cerca para protestar contra las acciones policiales y la presión contra el pueblo mantero en la zona.
Sin embargo, la inmigración, un tema candente en los medios de comunicación y un dardo común en todos los mítines políticos y grupos parlamentarios, está provocando cada vez más divisiones en la sociedad. Prueba de ello es que hace apenas unos días, 50 personas impidieron la entrada en la parroquia marginal de Montserrat a 15 inmigrantes que habían sido expulsados de una institución abandonada en Badalona B9, en una medida administrada por Cruz Roja. Sin saber adónde ir, con bajas temperaturas y sin recursos sociales, estas personas son derivadas a centros concertados por la Generalitat hasta encontrar una alternativa mejor.
“Algunas personas quieren demostrar que la inmigración es la causa del problema, y una vez que te señalan, te conviertes en el tema de conversación de todos”, lamentó. La razón por la que pidió a quienes convivieron con él en esta metrópoli, cuna de muchas culturas, realizar ejercicios críticos fue para hacer su modus operandi Se basa en comparar información y validar datos en lugar de caer en la “manipulación”. Porque, “¿Cuáles son las voces que más se escuchan en los medios?” preguntó. “Ellos -asintió- son los que quieren ganar votos acusando a un solo partido, como la gente de Vox”.
Para buscar una solución a lo sucedido, la asociación intentó reunirse con las instituciones políticas andaluzas. A pesar de los esfuerzos, “nada funcionó y no quisieron hacer nada al respecto, aunque estaba en sus manos”, añadió. De regreso en el periodo navideño, volverán a organizar otra protesta para conmemorar la figura de Marmouth Bahome y denunciar y esclarecer la discriminación institucional que enfrenta su grupo día tras día.