El temporal que azotó Cataluña la semana pasada dejó varias playas desiertas y sin arena, pero a diferencia de temporales anteriores no causó daños graves en los paseos marítimos.
Las fuertes lluvias provocaron numerosos deslizamientos de tierra y caída de árboles, además de dejar varios paseos llenos de arena. En muchas localidades costeras catalanas, los ayuntamientos pasaron la mañana del lunes, primera mañana de la tregua por las lluvias, trabajando para retirar arena y reparar los daños.
Imma Gelabert, la inesperada alcaldesa del municipio de Sant Antoni de Calonge en la Costa Brava, explicó: “El oleaje fue muy fuerte y trajo mucha arena al paseo marítimo, pero afortunadamente su estructura no se vio afectada. De hecho, este es uno de los municipios que está realizando obras en la franja costera después de sufrir graves daños en tormentas pasadas”.
Por otro lado, también llaman la atención las playas sin arena. Un ejemplo es Escala, también en la Costa Brava, donde quedaron destruidas seis playas. Lo mismo ocurrió en Empúries, donde la tormenta dejó al descubierto restos arqueológicos del siglo IV que habían sido desenterrados cuando la tormenta los desenterró por primera vez en 2018.
Para evitar grandes daños, en ciudades como Barcelona se decidió colocar sacos de arena para frenar el impacto de las olas y proteger las playas y chiringuitos de algunas playas. Esto evita que algunos muebles caigan al mar y que la arena retroceda excesivamente.
El lunes por la mañana, debido al mal estado del mar, el Ayuntamiento de Barcelona, que había estado en alerta por el enorme oleaje el 24 de diciembre del año pasado, canceló el plan básico de emergencia municipal. “Durante este incidente, la fuerza del oleaje provocó turbidez del agua en todas las playas, acumulación de restos vegetales, troncos y ramas de árboles y arena en las zonas de paseo”, señala el informe del ayuntamiento.
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